Desde mi infancia, siempre he estado relacionado con el teatro, la música y la naturaleza. Los que me conocéis lo sabéis.
Aprendí a vendimiar “a corvillo y espuerta” trabajando en los viñedos de Navalcarnero de sol a sol en las temporadas de cosecha de la llamada “La edad de oro de los vinos de Madrid” por su reconocimiento de denominación específica de vinos de Madrid en 1992 (Denominación de Origen Vinos de Madrid). Vigilé la cocción por fermentación del vino en las cubas de las bodegas de Francisco Casas de Navalcarnero. Volqué miles de serijos de uvas de los remolques de los tractores, y llené camiones de “casca” que es el hollejo de la uva después de ser exprimida, de donde posteriormente se elaboraban orujos fresos y fermetados ademas de otros productos como abonos y pastos. Removí los caldos de mosto y rompí sus costras de las superficies de las cubas a palo seco. También pasé una pequeña temporada embotellando vinos en las bodegas de Ricardo Benito de Navalcarnero. Me embriagué de aquellos olores a tierra, uva, mosto y roble.
Aprendí a tocar la guitarra desde los diez años de forma autodidacta, y toqué cada día hasta el día de hoy. Actué en los grupos de teatro aficionado Azabache, Katerva Teatro y Chis Karavís. Y como disfrutaba tanto con la música y el teatro, pues trabajé como músico y actor en las compañías de teatro Tyl Tyl Teatro y Música, y Camaléon Teatro de Navalcarnero, de esta última también fui fundador, director, escenógrafo, iluminador… Más tarde trabajé en otras compañías de Madrid y Toledo como La Cuarta Pared, Zascandil o La Recua Teatro entre otras. Y así, de pueblo en pueblo y de año en año, me subí a cientos de escenarios durante 18 años de creatividad eufórica y pasión incontenible.
Mi otra pasión, el campo, me llevó a trabajar en las vacas flacas del teatro, en retenes de incendios, aprendiendo las claves del triángulo del fuego forestal, y pasando del corvillo de vendimiar al bate-fuego, la desbrozadora y la motosierra. Trabajé para diferentes empresas medioambientales realizando limpiezas de riberas y repoblaciones forestales. Planté miles de pinos y encinas en el Pinar de Navalcarnero (27.000 pies). Y como me gustaba lo que hacía, pues fui a trabajar a viveros como Horizón Forestal en Titulcia o el Vivero Escuela Río Guadarrama en Navalcarnero, cuidando de los umbráculos y bancales, de los huertos y sistemas de riego, y realizando mis primeras instalaciones de jardinería.
Los jardines se apoderaron de mí y me recordaban a las escenografías que diseñé y construí una y otra vez en la época “teatrera”, pero eran decorados efímeros y artificiales, mientras que los jardines son naturales, permanentes, transformables y vivos! Además, los jardines eran usados por todos, público y artistas. Se trataba de hacer espacios naturales y creativos para uso y disfrute de todos.
Ahora he dirigido un Taller de Empleo de jardinería en Navalcarnero para la formación y capacitación para desempleados, hago trabajos como oficial de jardinería y organizo equipos de jardineros en los parques y jardines del Ayuntamiento de Navalcarnero. Me he ido formando en los diferentes ámbitos de la profesión; historia de la jardinería, identificación botánica, cultivo e instalación de jardines, cuidados y mantenimientos, prevención y tratamiento de plagas y enfermedades fitosanitarias…
Así, de la noche a la mañana, me he convertido en un “jardinero especialista” haciendo trabajos privados, públicos y corporativos. O, puede que al revés, siempre haya sido un jardinero artista con pantalones vaqueros y gorro de paja, cantando canciones e interpretando textos. Jardinero, arte sano ¿oficio o afición?
Después de toda esta andadura, creo que el jardín no debe ser meramente ornamental, aunque por sí solo ya sea una forma de expresión artística. También está vivo, en continuo proceso de cambio, aportando nuevas texturas, formas, colores, tamaños… El jardín es la escenografía al servicio del visitante, no el decorado estático que sirve de adorno únicamente, sino que representa su papel dejando que se haga uso de él; cultivar, jugar, soñar… Será entonces cuando el jardín aportará las sensaciones a todos nuestros sentidos; el olfato, el oído, el tacto, el gusto y la vista. Nosotros nos dejaremos llevar por las emociones, los pensamientos, las ideas, los recuerdos que surjan… El teatro entonces estará servido, la interacción con el jardín en comunicación íntima con el alma.
Desde esta filosofía, tengo mi rincón personal Jardinería Arte Sano. Puedo fomentar el cultivo ecológico, la xerojardinería (el jardín sin apenas riego), las riqueza del jardín mediterráneo, la importancia de la planta autóctona en el jardín, etc.. Así, que si queréis preguntarme sobre jardinería, compartir afición y conocimiento, o encargarme un trabajo a vuestra medida, este es vuestro sitio! el jardinero artesano lo hará encantadísimo!