
Es curioso ver como en el jardín Wisley de la Royal Hortycultural Society, al sur de Londres, un verdadero referente de de los jardines botánicos del mundo, se expone y se admira, la rocalla “exótica” dentro de las plantas resistentes a la sequía, en el interior de un invernadero para proteger a estas plantas “singulares” y preciosas del exceso de humedad y del frío de su clima.
Es gracioso porque esas plantas maravillosas ansiadas por jardineros y paisajistas de todo el mundo, crecen de forma natural en nuestros campos. Y es en Inglaterra donde la investigación científica a reunido las mayores colecciones de plantas resistentes a la sequía.
El norte de Europa mira al sur, sus costas, su clima y su paisaje con cierta envida; y nosotros intentamos reproducir en nuestros jardines sus paisajes montañosos, pero a costa de riego automático, y en la mayoría de los casos sin éxito y a un alto precio. Me recuerda a los que ansían desde su puesto de trabajo la llegada de las vacaciones en la playa caribeña, y cuando ya están allí, fotografían la piscina y el jardín de su hotel y se tuestan al sol en tumbonas soñando con su regreso a casa para presumir de su “aventura”, sin apenas disfrutar el momento con las maravillas exóticas y auténticas de aquel entorno.
En la Europa no mediterránea crecen 6.000 especies, la flora mediterránea alberga 25.000 especias de plantas, una de las más ricas del mundo, mucho más que las regiones de clima templado. Y son especies de lo más coloridas, aromáticas y hermosas que uno se pueda encontrar; prados floridos, rocallas perfumadas, arbustivas volátiles, y arbolados frondosos y fructíferos nos saludan al paso por cualquiera de nuestros múltiples y variados campos y nos invitan a disfrutar de sus encantos en buena compañía.
La sequía en sí misma ha estimulado la especialización de las especies en el transcurso de la evolución y ha multiplicado la diversidad de plantas en las regiones de clima mediterráneo. Estas plantas que se aplican al llamado “jardín seco“, proceden en gran parte de las regiones de clima mediterráneo, con veranos secos y calurosos e inviernos húmedos y templados, a veces más fríos. Cactus y otras plantas suculentas, palmeras, gramíneas, aromáticas, trepadoras y tapizantes, bulbosas, vivaces, frutales… todas crecen saludables y esplendorosas en nuestra tierra.
Más que la sequía, a menudo el uso erróneo del riego limita la cantidad de plantas que se pueden cultivar en los jardines mediterráneos. El jardinero mediterráneo es muy cauteloso con el riego automático, porque sabe que los sistemas por goteo, aspersión y difusión, debilitan notablemente la resistencia a la sequía de las raíces. Lo que hace el jardinero especialista para fortalecer la planta mediterránea y abaratar costes y realzar la belleza del jardín es simular el clima y el entorno natural de donde proceden estas especies; duplicar el sistema de raíces con riegos abundantes y profundos, pero muy espaciados en el tiempo; proporcionar sustratos adecuados sin excesos de fertilizantes y con drenajes que se ajusten a las necesidades de cada especie; y estimular el crecimiento natural de la planta situándola en lugar que le corresponde en cuanto a su exposición. De esta forma disminuye el número de tareas de mantenimiento (recortes, ajustes de agua, podas drásticas…) y aumenta la salud y la durabilidad de las plantas, dándoles el mejor aspecto que pueden mostrarnos.
Grandes jardineros reconocidos mundialmente como Karl Foerster, Piet Oudolf, Tom Stuar-Smith, James Basson, o Fernando Martos (fijaros como la mayoría son nativos de climas no mediterráneos), han apostado desde hace muchas décadas por esta filosofía en sus diseños. Saben que el sentido estético es casi siempre la primera premisa a la hora de componer un jardín público, privado, o corporativo, pero han diseñado parques, jardines y zonas verdes imitando a la naturaleza mediterránea. Nos han traído el campo a casa, y lo han integrado de forma moderna y fresca y natural. No sé a vosotros, pero a mí me alegra los sentidos cuando me encuentro en un entorno así.
Los jardineros mediterráneos saben que la sequía es un gran problema para nuestras tierras, pero han sabido tomar conciencia y convertir el jardín seco en una experiencia fascinante y gratificante. Y esto le está dando el valor que se merece a la riqueza nuestra región en lo que a la jardinería se refiere.
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