
Cuando uno va al Museo del Prado sabe de antemano que el tiempo se va a detener y la mirada va a retroceder a los cuadros maestros europeos de los siglos XVI al XIX. Velazquez, el Greco, Goya o el Bosco están más representados que en nigún otro museo del mundo. Y es que El Museo del Prado, como decía Alfonso E. Pérez Sánchez, antiguo director de la institución, «representa a los ojos del mundo lo más significativo de nuestra cultura y lo más brillante y perdurable de nuestra historia».

Pero si además has tenido la suerte de poder asistir, como fue mi caso, a la conferencia titulada “Patinir. Las plantas del paraíso y del infierno”, que impartió el investigador botánico, paisajista, jardinero y maestro de jardineros Eduardo Barba, os aseguro que el interés cultural, artístico y botánico te lo llevas a casa multiplicado por mil.
Tuve la suerte de conocer a Eduardo Barba en uno de sus cursos de jardinería y descubrir su magnífica oratoria y su impresionante conocimiento botánico. Su entusiasmo se contagiaba en cada una de sus lecciones sobre las técnicas de arboricultura moderna, diseño de jardines mediterráneos y naturalistas e identificación botánica, entre otras. Ya entonces compartía su interés por el arte y por el estrecho vínculo cultural que éste tenía con la naturaleza, algo que a mí me interesó desde el primer momento, dado a que a mí también me encontró el arte y la naturaleza profesionalmente. Fue una gozada recorrer en distintas salidas con Eduardo los Jardines del Buen Retiro, el Vivero de Estufas y el Real Jardín Botánico de Madrid derrochando conocimiento, historia y cultura. Un alma inquieta sin límites.

Aún así, conociendo el trabajo de investigación y documentación de Eduardo en el Museo del Prado a través de él mismo y de algún artículo de prensa, volvió a sorprenderme una vez más cuando descubrí la dimensión de su obra en la conferencia. Se trata de un exhaustivo estudio de identificación de cada especie vegetal representada en todos y cada uno de los cuadros de la colección del museo, hasta el punto de poder determinar cual de las especies es la más ilustrada por los artistas durante estos siglos, qué significación tienen en cada escena expuesta, y cual podía ser el sentido y el porqué el artista escogió esa planta y no otra para su obra. Algo realmente importante cuando se trata de revelar cada palabra que el pintor nos transmite a través de las formas, el color, la textura, las proporciones, etc. Lógicamente, y para alegría de los que somos amantes de las plantas, el mundo vegetal siempre ha sido una importante vía de comunicación de nuestra cultura y de lo más brillante y perdurable de nuestra historia, como decía el director del museo Alfonso E. Pérez Sánchez.

Lo que se descubre en este trabajo en particular sobre la pintura de Joachim Patinir a través de su elección de las plantas escogidas en las escenas, sencillamente os animo a escucharlo de la propia mano de Eduardo Barba, ya que la forma, la estructura y el ritmo de su exposición demuestran los elogios que en estas líneas he lanzado sobre su figura. Os dejo el vídeo que ha editado el Museo del Prado con la conferencia íntegra.
No es de extrañar que Eduardo Barba haya escogido a este enigmático pintor del siglo XVI del que a penas se conservan datos biográficos, ya que fue un revolucionario del concepto mismo de la pintura, y el primer pintor europeo especializado en paisajes.

Gracias a iniciativas como la que hoy nos toca y a investigadores como Eduardo Barba, el Museo del Prado sigue siendo un ejemplo del buen hacer cultural consagrándose como la catedral del arte pictórico. Estoy deseando poder volver al museo a descubrir tantas cosas bonitas que ignoraba.
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